lunes, 11 de abril de 2016

El buen gusto y la elegancia personificados en The Lákazans


Varias veces nos encontramos por el camino a The Lákazans desde que en 2014 comenzamos esta aventura llamada Rocksoulthings, pero por primera vez les íbamos a ver las caras bajo las luces de una sala, una de las mejores de Galicia como lo es la Karma.

En un ambiente íntimo, no por la gente, pues el local presentaba un aspecto inmejorable en cuanto a espectadores se refería, si no por las habituales tenues luces del escenario de Karma, a las que hay que añadir la lámpara de pie que presidía el escenario, y que sin duda fue el complemento luminoso adecuado para la banda que en unos instantes iba a pisar la alfombra que cubre las tablas de la sala pontevedresa.

De primeras me llamo la atención ver que la sección rítmica había crecido, pues Trilli ahora se dedica en exclusiva a la percusión y deja la batería a Likal...¡la familia aumenta!... pero no solo en número crecen The Lákazans...














Al igual que su disco "Homegrown", el concierto comenzaba con "Little Child", y ya en ese primer tema descubrimos que esta banda parece no tener techo. Cuesta creer que estén tan compenetrados, pues casi todos los miembros de la banda están inmersos en proyectos paralelos, y conseguir tiempo para ensayar debe ser una auténtica odisea, pero sin duda hay mucho trabajo tras el elegante y preciso sonido de The Lákazans.














Sin duda son un máquina bien engrasada, desde Fran Velo, que mantiene el peso de la banda al fondo, casi tapado a pesar de lo grande que es tanto él como su bajo, pasando por la elegancia de la guitarra de Benjamín, la cuidada y elaborada percusión de la que os hablaba antes, las enormes, poderosas y a la vez diferentes voces de Sabela y Almudena, y por supuesto, la armónica de Figui, que es capaz de desatar la locura en cuanto él se lo propone, contagiando a la banda y a los presentes con ese espectacular talento que posee.














El set ha evolucionado y han incluido temas nuevos en él, pero sigue la misma onda de música de raíces americanas, eso si, con el toque tan particular que ellos le dan y que se ha convertido ya en una seña de identidad. La elegancia con la que adaptan los temas ha ido más allá de lo musical y se ha apropiado de su vestuario, en un detalle que a mi particularmente me gusta, aunque carezca de relevancia, pero es que verles sobre el escenario ataviados con sus mejores galas, para mi suma y complementa la exquisitez que tienen, enfundándola en el envoltorio que se merece semejante despliegue de talento y buen gusto.


En resumen, para mi es el mejor concierto que les he visto (y eso que el listón estaba alto), pero creo que no solo ha sido por el evidente crecimiento que sin duda han experimentado, si no también porque en una sala puedes apreciar más los múltiples arreglos y detalles que tiene cada tema y conectar con ellos con más facilidad. No hay lugar a dudas de que es una banda que uno no puede dejar de ver. Estados Unidos tiene un nuevo estado y se llama Boiro.

Salúd y ¡Rock & Soul & Things!



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